Poblado Ibérico - Puig Castellar
Localización:
Poblado Ibérico de Puig Castellar, en el Parc de la Serralada de la Marina.
Interior de Santa Coloma de Gramanet.
Desde
que mi amiga Susana me hablo de este poblado, pasaron dos semanas hasta que
pudimos visitarlo. Las últimas lluvias nos impidieron poder ir, pero los dioses
consideraron oportuno que el Domingo 7 de Abril del 2013, saliera el sol, para
disfrutar de una emocionante y mágica mañana. Desde la zona de parking hasta la
entrada del asentamiento recorrimos unos 500 m de camino serpenteante
contemplando las fabulosas vistas. En lo alto del monte se podía ver una de las
casas del poblado (con el techo reconstruido) y una pequeña plataforma como
mirador. Estaba encantado con ver y sentir los testimonios de piedra de una
cultura como esta, ya que siempre he tenido la sensación de que no se le ha
dado la importancia que se merece. Supongo que al ser nuestros “paisanos” más
remotos y a la vez cercanos en la península, me acercan a ellos y se merece el
mayor de mis respetos. No olvidemos que antes del Imperio Romano, los Iberos
fueron una de las civilizaciones más importantes de Europa Occidental y además
gran parte del ejercito de los Cartagineses comandados por Anibal, estaban
integrados por guerreros iberos. Cuando llegamos a la entrada de la colina
donde está asentado el poblado, el mural con la ilustración del mismo,
presentaba dos impactos de piedras que desquebrajaba el cristal, con lo que
algunos detalles del dibujo, no se podían apreciar. La verdad es que me dio un
poco de rabia, pero conseguí encontrar otra recreación que se podrá ver a
continuación.
El
poblado ibérico de Puig Castellar está situado en una pequeña área del monte a
unos 303 m de altura y su superficie total en conjunto es de entre 3000 a 5000
metros cuadrados. El sector central del yacimiento tiene forma ovalada con 100
m en su eje mayor y 50 m en su eje menor. La estructura urbanística se adapta a
las características del terreno y las casas se erigen en terrazas que salvan el
desnivel. La morfología y el urbanismo del asentamiento responden a las
necesidades agropecuarias propias de la sociedad tribal layetana. Este tipo de
poblado era muy frecuente en el conjunto de territorios iberos y también podemos destacar como
referencias importantes la ciudad de Laie o Laiez, ubicada en el monte de
Montjuïc, y el poblado ibérico del Far. El poblado de Puig Castellar fue
habitado desde el siglo VI a.c hasta la ocupación romana de la península,
aunque algunos datos apuntan a que podría haberse abandonado antes.
Los
layetanos eran un pueblo diestro en el uso de las armas. Su armamento era el
utilizado por la cultura celta (grandes escudos, lanzas y espadas rectilíneas).
Podían luchar de manera ordenada en formación y con armas pesadas, aunque
también podían luchas en guerrillas y con armamento ligero. El carácter del
guerrero ibero fue descrito por los griegos, quienes se fascinaron por unos
soldados que se lanzaban al combate sin miedo alguno y que resistían sin
retirarse aun perdiendo la batalla. Estos guerreros a los que se referían, eran
mercenarios iberos reclutados por los griegos para sus propias batallas.
Los
iberos eran la gran civilización de la edad de hierro de la Europa Occidental.
Las sociedades ibéricas eran tribales. Los layetanos forman un importante grupo
de tribus de la actual costa central catalana en que la aristocracia guerrera poseía
el caudillaje político y el liderazgo social. Eran sociedades complejas
estratificación social y especializaciones. Caudillos, artesanos, soldados,
campesinos, etc, etc. En el Puig Castellar se han encontrado restos de armas y
otros elementos de prestigio pertenecientes a la aristocracia guerrera. La existencia de cráneos perforados hace pensar
en leyes y castigos estrictos.
Los
iberos conocían la metalurgia del bronce y del hierro. Disponían de la técnica
y conocimientos suficientes para diseñar y construir una gran variedad de
utensilios, herramientas y armas de hierro. Los layetanos practicaban la
agricultura y la ganadería. Las cosechas más comunes eran el trigo, la viña y
las oliveras, cultivos generalizados durante todo el periodo ibérico. La caza
también pareció tener importancia, pero quizás más como una actividad social
que económica. El jabalí era la pieza reina, aunque también se cazaban cérvidos
y varias especies menores.
Los
iberos practicaban el comercio con sus pueblos vecinos y a través de la
Mediterránea con otros pueblos lejanos. Productos exóticos principalmente
púnicos, pero también griegos y romanos estaban presentes en los mercados
ibéricos. En el Puig Castellar se han encontrado numerosos materiales de
importación. Los iberos desarrollaron una escritura propia, sistemas de peso y
métrica, y en sus últimos periodos encuñaron una moneda propia. Las técnicas
constructivas utilizadas por los iberos eran similares a las utilizadas por
toda la zona mediterránea: encofrado de tierra apisonada y bloques. A estos
materiales se les añada bloques de piedra utilizando mortero de barro y cal. El
techo se construía encima de vigas de madera con gruesas capas de barro
mezclado con paja. En Puig Castellar los varios niveles hasta acceder al poblado,
están reforzados con muros de piedra para evitar el desprendimiento de tierra y
estaban compuestos generalmente por roca calcárea, granito y piedra pizarra de
formas irregulares, algunas rectangulares y trapezoidales. Los bloques más
grandes podían medir 73 cm x 37 cm y lo bloques medianos unos 24cm x 18 cm. Los
accesos no son muy anchos, solo habilitado para el paso de personas en fila y
el poblado dispondría de amurallamiento en todo su contorno, teniendo dos o
tres accesos.
Las
casas ibéricas eran confortables. El mobiliario era diverso y no faltaban
objetos de lujo. Las excavaciones de Puig Castellar sacaron a la luz un
impresionante morillo de hierro forjado el cual era utilizado para calentar el
recinto y también utilizado para calentar alimentos. Las dimensiones de las
casas en Puig Castellar eran comúnmente de 6 x 4 metros, aunque algunas de
ellas (sobre todo en la parte central), median 8 x 4 metros y tenían un
compartimento de 4 x 2 metros. Estas últimas eran las casas pertenecientes a la
aristocracia y una de ellas, es la que tiene el techo reconstruido y en la que
actualmente aun trabajan los arqueólogos. Los cereales y principalmente el
trigo eran importantísimos en la dieta ibérica. Son principalmente los iberos
de la costa catalana los que introducen hacia el siglo V a.c., una importante
innovación tecnológica que hará más llevadero el durísimo proceso de moler
cereales: se trata del molino rotatorio. Este invento se extendió rápidamente
por toda la cuenca mediterránea. Las producciones artesanas ibéricas eran muy
diversas. Se destacan las manofacturas de cerámicas y en el ámbito del hogar,
las producciones textiles. La mayor parte de tejidos se elaboran de lana,
aunque también se conoce el lino.
Muchos
nos preguntaremos, incluso yo me lo preguntaba, pero rápido encontramos la
lógica del porqué de construir el poblado en la cima de un monte? Y de hecho
Puig Castellar no es el único, ya que todos los demás siguen el mismo patrón.
No es porque a sus pobladores les guste caminar o hacer senderismo, es más una
cuestión estratégica que otra cosa. Recordando uno de mis ejercicios en el
servicio militar, en un simulacro, me toco posicionarme en uno de los extremos
del radar (en uno de los picos del Cap de Creus) y tumbado en una roca en lo
alto, podías divisar todos los flancos, izquierda, central y derecha. La
superioridad que da la geografía del lugar en anticipación es fundamental para
defenderse de cualquier agresión, aunque también dependerá de los efectivos con
los que cuentes y las armas de asedio, pero es destacable, que el acceso al
poblado no es nada fácil y si además estas inmerso en una lluvia de flechas o
lanzas, aun peor. Para finalizar mi artículo, dejo un par de fotos de las
vistas desde el poblado, situado entre el Valles y la plana del Barcelonés.
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